El imperio Incaico se extendía desde la actual Colombia, el norte de Ecuador y Perú, hasta la parte central de Chile y de los Andes hasta la costa pacífica. El Imperio Incaico existió escasamente un siglo, con anterioridad al año 1.430 sólo gobernaban el Valle del Cuzco hasta ganar la guerra a los Chankas, a partir de esa fecha y victoria comienzan su expansión al conquistar la mayoría de las culturas vecinas e imponer su modo de vida.
Los historiadores aún no han encontrado una forma similar a la de otros pueblos de cómo representaban los números, no existen signos o símbolos sobre los que apoyarse, no existía una transmisión escrita de su cultura. La hipótesis para el uso de los números, más admitida, es la utilización de una base decimal utilizada con las Yupanas/Taptanas como instrumento de cálculo y de los Quipus como elementos de almacenamiento de información. La información era transmitida a través de los Chasquis, grandes corredores que se utilizaban como mensajeros entre puntos (Postas).
Los españoles fueron recibidos, en 1.532, como libertadores por los Chachapoyas, Cañarí y los Huancas y como enemigos por Atahualpa y sus seguidores. Atahualpa fue capturado por los españoles en Cajamarca y ejecutado en 1.533.
Antes de la llegada de los españoles el imperio inca está en descomposición (1.529), su declive comienza con luchas intestinas por el poder y una guerra civil sangrienta entre los hermanos Túpac Kusi Wallpaq (Huáscar) y Atahualpa, quienes querían heredar el imperio de su padre muerto, Huayna Cápac. Los vencedores de las batallas quemaban los quipus (Registros númericos) y mataban a los quipu – camayocs (Contables) para borrar cualquier resto de su cultura y eliminarlos de la historia.
No podemos dejar de mencionar y sonreírnos de lo que han escrito algunos “alucinados” escritores y al mismo tiempo, preocuparnos por su actitud ideológicamente malintencionada tratando de distorsionar la historia cuando dicen:
“Atahualpa acudió con su ejército de 20.000 indios a Cajamarca y en la lucha fueron masacrados a manos de una banda de 130 españoles”, otros como Donald Trump en Discovery, “tal atrocidad fue realizada en 1 hora”.
En aquella época la plaza de armas de Cajamarca, donde comenzó la lucha, podría ser un recinto de ± 300 metros de largo por 150 metros de ancho y según el plano de la ciudad calculamos que podrían vivir 2.000 personas. A buen entendedor pocas palabras bastan.
Respecto de los “alucinados” escritores, alguno de los colaboradores nos dicen:
“Allí se inventó la lata de sardinas” o, “los pusieron a todos en fila y la estrella de la muerte disparó su rayo”, otro, “estaban cargados de soma y anfetape, pero, ¿quién se los dio?, yo también quiero”. -Disculpas por esta licencia.
Gracias a los cronistas Hispanos-Peruanos Felipe Guamán Poma de Ayala, Blas Valera Pérez y El Inca Garcilaso de la Vega (Gomez Suárez de Figueroa), podemos leer las costumbres, representaciones gráficas y descripción de los instrumentos de cuenta y cálculo, quipus, yupanas y otros.
Al inicio de la conquista española los quipus fueron incentivados, el virrey Francisco de Toledo los incorporó al sistema administrativo del Virreinato entre 1.570 y 1.581, hasta que en 1.583 el III Concilio de Lima (Asamblea de la Iglesia de la América meridional) prohibió su uso, situación que no se llevó completamente acabo.
Garcilaso de la Vega, en sus “Comentarios Reales de los Incas” de 1.609 e “Historia general del Perú” de 1.617, describe la historia, cultura, conquista y guerras civiles entre incas.
Guamán Poma de Ayala en su “Nueva Coronica” también detalla los instrumentos de cuenta incaicos, el quipu y la yupana, además añade a este documento el “Buen Gobierno” que son enviados en 1.615, al rey de España Felipe III, para denunciar las injusticias de los virreyes, conteniendo más de 1.200 páginas escritas entre 1.584 y 1.615 (Algunos historiadores indican que fue Blas Valera Pérez el verdadero escritor).