Sucesión de Fibonacci en la Naturaleza. Existen muchos ejemplos que concuerdan directa o aproximadamente con la sucesión. La morfología de los seres vivos, incluso de la misma especie, no es exacta, pero su porcentaje de equivalencia nos vuelve a aproximar a la sucesión. No todos tenemos las mismas orejas, ni las mismas manos, pero entramos en la sucesión y forma de la espiral. Algunos ejemplos:
- El árbol genealógico de los zánganos conforma una sucesión de Fibonacci. Los zánganos nacen a partir de huevos no fecundados de la abeja reina, (tienen madre pero no padre). El árbol comienza por sí mismo (1), 1 madre (1,1) , 2 abuelos (los padres de la madre) (1,1,2), 3 bisabuelos (1,1,2,3), 5 tatarabuelos (1,1,2,3,5), 8 tataratatarabuelos (creo que se dice así), (1, 1, 2, 3, 5, 8),…
- En los girasoles las semillas se distribuyen en forma de espirales logarítmicas (parastiquios), unas en sentido horario y otras en sentido anti horario, si contamos el número de espirales que hay en un sentido y en las del contrario aparece la secuencia, esta oscila entre 21 y 34 para una flor pequeña, hasta 144 y 233 para una flor grande. Para adentrarnos más deberemos estudiar Filotaxis.
- En los humanos la longitud del metacarpo es la suma de las dos falanges proximales, la longitud de la primera falange es la suma de las dos falanges distales.
- Alfred Brosseau siguiendo los trabajos de Alexander Braun, 1.968, estudió 4.290 piñas de especies diferentes y comprobó que, salvo 74, todas seguían la sucesión con una coincidencia del 98,3%.
Otros ejemplos son el diente de león, nautilus, oreja y mano humana. Podría parecer que todo sigue la sucesión, afortunadamente no es así, todo sería demasiado predecible y aburrido